jueves, 10 de marzo de 2016

La guerra de Charlie Wilson


Esta película es... Digna de ser vista y estudiada
Charlie Wilson (Tom Hanks) era un congresista soltero de Texas cuya personalidad de buen vividor escondía una mente política muy astuta, un profundo sentido del patriotismo y una gran compasión por los más débiles. A principios de los ochenta, con la amenaza de la invasión soviética, el más débil era Afganistán.

La gran amiga de Charlie, su mecenas habitual y amante ocasional era Joanne Herring (Julia Roberts), una de las mujeres más ricas de Texas y virulenta anticomunista. Convenció a Charlie que ayudara a los afganos consiguiendo fondos y armas para echar al agresor soviético. El compañero de lucha de Charlie en esta dura batalla fue el agente de la CIA Gust Avrakotos (Philip Seymour Hoffman), un hombre de la clase obrera, tenaz y con mucho talento, ignorado por sus compañeros de la CIA, todos ellos licenciados en grandes universidades.

Su éxito fue notable. Durante los nueve años que duró la ocupación de Afganistán, los fondos que el gobierno de Estados Unidos destinaba para operaciones clandestinas contra la Unión Soviética pasó de cinco millones de dólares a mil millones anuales, y el Ejército Rojo se retiró de Afganistán.

Un grupo formado por experimentados actores y caras nuevas se unen a los tres protagonistas para completar el reparto.

Desde la primera escena de la película ya nos muestra entre que dos mundos nos vamos a mover, el del gobierno, de trabajos, leyes y guerras, y el de sociedad, donde hay fiestas, sexo, alcohol, drogas... Pero también recaudaciones de fondos, subastas... Muestra cómo un político no es ni enteramente bueno ni malo, y que si hace falta se puede mover por una buena causa.

Presenta admirablemente al personaje de Charlie Wilson, como una persona de muchas facetas e intereses, que puede trabajar seriamente como congresista y pensar en sexo y alcohol.

La escena que me parece que representa mejor esto, además de que es una de las más divertidas de la película, es cuando está con Gust en su despacho, haciendo planes para ver qué se necesita realmente en Afganistán, a la vez que resuelve una crisis de medios con sus secretarias sobre unas acusaciones por consumición de drogas.

Pero sin duda, las escenas más impactantes son las que se realizan en el campo de refugiados en Afganistán, desde que se reúne con él presidente y ve que es lo que realmente necesitan para ayudar a la gente a mostrarnos las consecuencias, como viven los desplazados y como muchos han sido heridos por las minas anti persona, además de otras armas. En días como hoy, que vemos a los refugiados a diario en las noticias, no podemos olvidar cómo viven dentro de esos campamentos, herido, enfermos, hambrientos... Ellos no quieren dinero, solo quieren volver a sus casas y vivir una vida tranquila, sin tener que temer por sus vidas y las de sus hijos. 

En esta película vemos muy buenos ejemplos de cómo funcionan las relaciones públicas, y la importancia de conocer y ser conocido en el gobierno y la sociedad. La importancia de saber pulsar ciertos botones para lograr lo que quieres.

Con un final agridulce, una moraleja interesante y un nuevo punto de vista de la guerra (el político), esta película se ha ganado un 4/5 y mi sincera admiración. Porque, en fin, todo el mundo se mueve por una pela, pero nadie quiere quedarse a arreglar las mesas que se han volcado en esta.




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